miércoles, 21 de septiembre de 2011

¿Pero a qué me refiero con aristocracia de la subjetividad? A la fantasía de que existe una capacidad única y legítima, atribuida a sí misma por una minoría específica y definida, tal que les permite detentar no solo el monopolio simbólico de ciertas herramientas técnicas (narrativas), sino también la pertenencia VIP al dominio de una primera persona del singular adecuada para establecer y presentar, bajo una subjetividad única, un orden específico y adecuado del mundo.

La crónica tradicional, en la que un sujeto único construía una representación única del mundo a partir de una subjetividad única en contacto con un bagaje limitado de impresiones, hoy es un dispositivo textual en clara tensión con un nuevo sujeto colectivo, que construye una representación colectiva del mundo a partir de una subjetividad colectiva en contacto con un bagaje ilimitado de impresiones.


Una viuda embarazada
Me gusta que haya tesis universitarias y académicas sobre mis libros. Me gusta mucho ser estudiado. Si no, sería muy triste… Creo que no soy un escritor edificante, pero mis personajes deambulan por un mundo mejor que este en el que estamos. Me gusta que mis personajes sean dominados por una impaciencia y una inadecuación. Me gustan mucho los hombres disconformes porque la realidad, así como está organizada, es muy desoladora. Y yo apunto a una literatura de la impaciencia. Una literatura que desea un mundo que podría ser más humano.

J. Gilberto Noll. La realidad, así como está organizada, es muy desoladora


miércoles, 14 de septiembre de 2011

Tomemos el caso del antropomorfismo: nosotros hablamos con computadoras, con ascensores o con muñecas todo el día. Sociólogos han hecho en París trabajos sobre los cajeros automáticos: la gente les dice de todo a esas máquinas. Así que hay una proliferación continua de una especie de “antropomorfismo superficial”. Hablar con objetos como una estatua, por ejemplo, aún ocurre en situaciones muy específicas: una pequeña iglesia, por problemas de dolor o alguna desgracia. Ahí todavía se cristaliza algo semejante a un artefacto viviente. Así que no estoy tan seguro de que, en este nivel, las cosas hayan cambiado tanto.

Carlo Severi, la construcción social de la memoria


Alguna vez, Robert Graves escribió que lo esencial de las legendarias batallas heroicas de los griegos era que había fuerzas que los hombres no podían controlar. Divinidades que hacían de las tragedias humanas un teatro de excusas donde desatar conflictos que ni siquiera incumbían a los mortales. Voces que susurran juega con esa idea mítica y expiatoria, pero en un escenario mucho más contemporáneo: la guerra de Iraq.

Charlie Parker y la guerra de Iraq
Si atravesar el Bicentenario implica repensar el mundo de ideas que dio forma a 200 años de Nación, el bicentenario del propio Domingo Sarmiento (1811-1877), figura capaz de reunir en una sola vida el devenir del pedagogo, el soldado, el político, el periodista, el viajero y el escritor, sin dudas sintetiza un mosaico de las urgencias de la segunda mitad de nuestro siglo XIX.

A 200 años de su nacimiento, Sarmiento regresa a la polémica
Entre las muchas cosas que definen al #findelperiodismo, la más simbólica es la enorme productividad que como hashtag tiene en las redes sociales. ¿Qué significa que#findelperiodismo acompañe todos los días en Twitter a cientos de links de noticias? ¿Qué deberíamos entender que presupone la frase #findelperiodismo cuando su presencia gravita entre las evaluaciones que hacen decenas de usuarios hispanoparlantes de la calidad de aquello que los medios consideran periodismo?

#findelperiodismo: el hashtag