viernes, 7 de octubre de 2011

Palpitante, lo que el Capitalismo ofrece a través del imaginario conmovido de sus medios no es otra cosa que una representación de la muerte de Steve Jobs en el Capitalismo, pero como parte y no como todo.

Ese es el registro trágico de la ascesis privada de su renuncia: su épica hagiográfica –incluida la unción de su discípulo más fiel, Tim Cook–; la carta imbuida en la fe de los profetas y los mártires: “los días más brillantes e innovadores de Apple están por delante”. La ilusión de que todo continuará, siempre, más allá de la muerte.


Lo que muere con Steve Jobs